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Policía panameña refuerza comunidad indígena aterrada por asesinatos de una secta

17 de enero de 2020

La policía reforzó la vigilancia en una humilde y remota comunidad panameña cuyos pobladores viven aterrorizados después de que se encontrara una fosa común con siete indígenas presuntamente sacrificados por una secta, informó este viernes una autoridad.

"En estos momentos están saliendo unidades de las fuerzas especiales" a la comunidad de Terrón, en la comarca Ngäbe Buglé, una zona indígena de difícil acceso en el Caribe a unos 250 km de Ciudad de Panamá, dijo el comisionado Enrique Martínez a medios locales.

El dispositivo busca "darle seguridad y tranquilidad a esa humilde población que en estos momentos se mantiene aterrorizada", añadió Martínez, jefe policial de la provincia occidental de Veraguas.

La policía también realizará patrullajes "el tiempo que sea necesario" para obtener información sobre algunas iglesias y determinar si existen otras sectas en el área, agregó Martínez.

Desde una base policial de Santiago de Veraguas, capital de esa provincia, salieron este viernes helicópteros con agentes especiales de policía y del Servicio Nacional Aeronaval. 

Las autoridades hallaron el jueves en la zona montañosa de Terrón una fosa con los restos de seis niños de entre uno y 17 años y una mujer embarazada, madre de cinco de los menores.

Por este caso la policía detuvo a 10 personas a quienes la Fiscalía acusa de ser "supuestos responsables" del sacrificio, tortura y muerte de los indígenas. 

Nueve de los arrestados, ocho hombres y una mujer, enfrentarán este viernes una audiencia. 

"Al parecer se trata de los miembros de una secta religiosa que se dedicaba a hacer ritos, y los cuales se presumen son responsables del hecho", informó Rafael Baloyes, fiscal superior de la provincia caribeña Bocas del Toro. 

Antes del hallazgo de la fosa, la policía rescató de la secta a otras 15 personas, entre ellos varios menores de edad, que se encontraban amarradas y golpeadas. 

Un testigo relató a una televisora local que los miembros de la secta agredían a las personas que tenían retenidas como parte de un aparente rito de exorcismo.