Como panameños, en estos días que llevamos ese fervor patriótico en el centro del pecho, tenemos que hacer honores a esa tierra que nos vio nacer, ayudando a esos que se han quedado sin nada producto de las inundaciones.
A veces, lo primero que hacemos es llamar a las autoridades de Estado para que salgan al paso, sin pensar que, cada uno, desde su pequeño espacio, puede hacer mucho por los desfavorecidos.
Llevando alimentos secos, algo de dinero o donando horas como voluntario, todo es válido, pero hay que salir de las redes.