Opinión

Richard Marsh y la Revolución Tule

02 de agosto de 2019

Richard Oglesby Marsh (1883-1953), el arrogante funcionario de la Embajada de los Estados Unidos de América, dirige las acciones intervencionistas del Coloso del Norte contra Carlos A. Mendoza, el ciudadano contestatario por excelencia.

Richard, el etnólogo e ingeniero, se opone a la candidatura presidencial del líder del liberalismo negro. Carlos A. Mendoza en 1910 ejerce durante siete meses la primera magistratura de Panamá como segundo designado ante el fallecimiento tanto de José Domingo de Obaldía como de José Agustín Arango.

El líder negro del arrabal santanero es el primer liberal en dirigir la república de Eusebio A. Morales y Guillermo Andreve. Mendoza con actitud crítica e independiente no es manipulable a las pretensiones colonialistas del Big Stick.

El hombre semilla, el hombre espejo, el ciudadano fundacional, participa en la Guerra de los Mil Días con el propósito de lograr una verdadera separación de Panamá, rechaza junto con Belisario Porras y Buenaventura Correoso el Tratado Herrán – Hay conocido como “La venta del Istmo” y luego denuncia el artículo 136 de la Constitución de 1904 que avala las injerencias del Destino Manifiesto en Panamá.

El pasado contestatario de Mendoza lo hace un hombre peligroso para Richard O. Marsh; la otra situación inaceptable para el funcionario estadounidense es la negritud de Carlos A. Mendoza. Marsh también alienta la Revolución de Tule de 1925, la cual declara a ese territorio como protectorado estadounidense, otro enclave colonial.

La Revolución de Tule de febrero es una rebelión contra el poder institucional de Panamá, un rechazo al latino, es una conducta de radical amurallamiento, afirman sus valores culturales, se oponen a la explotación laboral de las comunidades indígenas, al abuso de las autoridades nacionales, denuncian la falta de atención a sus necesidades y problemas, exigen la demarcación de su espacio vital.

La acción es violenta y sangrienta deja un saldo de 27 muertos, principalmente policías.

La intervención estadounidense es pública y notoria.

La injerencia estadounidense nunca cesa, los Panama Papers y la amenaza de cierre de La Estrella de Panamá, durante diecisiete meses, son los ejemplos más recientes.

La sede de la Embajada de Washington en el 2010 bendijo el acuerdo entre Martinelli y Varela. Richard O. Marsh sin duda estaba allí y Carlos A. Mendoza también con un NO rotundo a los gringos. * Docente y escritor.

Ricardo Arturo Ríos Torres
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