La ciudadanía paga el precio de la mala gestión
En muchos países, incluido Panamá, las decisiones políticas que afectan a la mayoría de la población rara vez tienen consecuencias para quienes las toman. En lugar de asumir la responsabilidad por sus errores, los políticos y administradores públicos suelen dejar que sea la ciudadanía la que pague el precio. Esta dinámica de falta de rendición de cuentas ha llevado, en ocasiones, a que las malas decisiones se acumulen hasta desembocar en crisis, como la que actualmente enfrenta la Caja de Seguro Social (CSS). El problema no surgió de la noche a la mañana. Durante años, se tomaron decisiones equivocadas, se administraron mal los recursos y se desatendió la planificación estratégica. En lugar de buscar soluciones oportunas, quienes estuvieron al frente de esta institución optaron por el derroche, sin considerar las consecuencias a largo plazo. Recientemente, el gobierno decidió aumentar la edad de jubilación en tres años, tanto para hombres como para mujeres, un claro ejemplo de la desesperación de quienes deben gestionar este desastre. Aunque en cierto sentido necesaria, la medida es una de esas decisiones que muchos habían pronosticado. Sin embargo, llega tarde y con una carga de resentimiento por parte de la ciudadanía, que observa cómo el esfuerzo de años, en lugar de ser reconocido, se ve castigado por decisiones ajenas a su control. Ante este panorama, la ciudadanía debe mantenerse informada y, más allá de la frustración colectiva, es fundamental comprender las implicaciones de esta medida. Es momento de proteger nuestros intereses y actuar con conciencia y determinación.
* Periodista.