Opinión

El tsunami de Minera Panamá

29 de noviembre de 2023

Es imposible creer que los altos ejecutivos de Minera Panamá desconocieran que los términos del contrato no serían aceptados por la mayoría de panameños. Sus abogados, las garantías del gobierno y la Asamblea Nacional, los estimularon a seguir en una trama vergonzosa de complicidades. Crearon un tsunami que los ha inundado y amenaza con arrasar toda la operación.

Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, sin duda, atenderán el veredicto ciudadano en las calles. La mayoría de panameños ya declaró inconstitucional el contrato minero.

El máximo órgano de justicia se reivindicará ante la sociedad, al demostrar independencia, un actuar libre de la influencia de favoritismo cultural y mercantil de sectores –públicos y privados- que emplean por igual la corrupción y el encubrimiento.

El epitafio de esta gesta épica –la revolución de la juventud panameña- debería ser: Aquí yacen las prácticas corruptas en la administración pública y en la gestión privada. Ante el país se abre la posibilidad de construir alguna expectativa de futuro que permita a Panamá salir de una de las más complejas encrucijadas de su vida política y social.

Los ciudadanos están clamando en la calle por un liderazgo con fuerza moral, coraje político y una gran dosis de patriotismo. “El valor de una nación -escribió John Stuart Mill- no es otra cosa que el valor de los individuos que la componen”. Panamá debe emprender la difícil transición del escenario actual hacia un país viable, gobernable, en pleno proceso electoral. Se abre una nueva e inédita época en la que ya nada será igual.

La gran interrogante es si un nuevo liderazgo político podrá armar un equipo capaz de emprender con certeza la enorme tarea de construir gobernabilidad a partir de julio del 2024. ¿Cómo llevar a los panameños a las urnas con expectativas de un genuino cambio de modelo político? Otro desafío es trazar una agenda de reformas, bien definidas y secuenciadas en los tiempos políticos. Debe pensarse en cómo serán las relaciones de ese nuevo liderazgo político con la Asamblea Legislativa que surja de los próximos comicios.

¿Tendrá la capacidad de aprender de sus errores, de corregir sobre la marcha, ajustar sus tácticas, replantear sus estrategias? Esas interrogantes deberían quitarles el sueño a los principales actores económicos, políticos y sociales del país.

La actual explosión social ha dado a los panameños un sentido de pertenencia y hermandad nacional. Los panameños todos, de cada rincón de la nación, han estado en primera fila, pendientes del desenlace de esta lucha épica.

El país ha identificado a los responsables de esta crisis. Es el momento de asumir responsabilidades políticas, para transformar la discordia en una nueva oportunidad de reencuentro nacional –habría que valorar una posible amnistía- sin odios ni exclusión. La sociedad, en su conjunto, debe enfocarse en recuperar la esperanza, porque a partir de esta ruptura con el pasado, los panameños pueden poner las bases para lo que quieren como país en el futuro.

* El autor es periodista y diplomático.

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