Opinión

Culto a la belleza

13 de octubre de 2022

Noches eternas con un cielo de luciérnagas...así inició nuestro amor. Paisajes vibrantes con mil texturas, una brisa suave que acariciaba tu piel.

Con tu regreso me hiciste recordar nuestras largas caminatas, en subidas y en bajadas, donde recorríamos desde la cascada Tavida, El Palmar y Pozo Azul, para finalmente contemplar una vista hermosa del Valle de Antón desde Cerro la Cruz.

Cada verdor, cada gota de lluvia, amábamos esos instantes, esos cinco minutos viéndonos a los ojos. Reímos con picardía porque siempre me deslumbrabas con tu candidez, baile mil y una vez con el vaivén de tus caderas y cada gemir hacían que nuestros jardines entretejieran rosas para ti. La noche siempre fue testigo seductor de nuestra concupiscencia, besos tibios que se enredaban entre giros en nuestra sabana, nuestra piel...Llegó la mañana y con ella el canto de las aves, el café y un leve aroma a petricor, “sabemos que en la montaña siempre llueve”, ya las nubes han alzado vuelo, abriendo paso a un hermoso arco iris, regalándonos una fiesta de colores y promesas. Gracias otra vez, por honrarme con besos cada mañana, tardes color esmeralda y noches impetuosas. Volviste y tengo mil excusas para llenar con prosas y poemas mis hojas de papel. * Docente.

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