Opinión

Juventud y Licor

18 de agosto de 2019

La  Academia de Pediatría de USA, recientemente  establecen unas directivas en torno a este problema en su nación. Exponen su preocupación de ingesta de licor en jóvenes adolescentes y adolescentes maduros.

Resaltan las conocidas consecuencias de la  ingesta de alcohol en forma no razonable. Más de dos bebidas  por día o más de cinco en unas dos horas.

Ratificado por muchos estudios pasados y presentes  se conocen las alteraciones del alcohol en el sistema  nervioso, gastrointestinal y otros  además de su ligazón a accidentes de tránsito, suicidios y otros tipo de violencia.

Disminuye la  calidad de rendimiento escolar. Las embarazadas desconocen sus efectos  y lo ingieren. Panamá, víctima de culturas y hábitos dañinos a la salud, no debe  escapar  a estas reflexiones.

Es notable el aumento de ingesta de licor en nuestra juventud y jóvenes maduros, sin diferencia  de sexos. Recordemos recientes demostraciones de los llamados Pub, donde en forma poco  racional los jóvenes bebían licor hasta embriagarse.

Las autoridades de Salud deben producir herramientas que desmotiven el uso del licor. Otros países han aumentado la edad a 21  para que se pueda vender o servir licor. Han incrementado los precios, etc. Los medios de comunicación contribuyen paradójicamente en esas campañas. 

Las bebidas alcohólicas viene mimetizadas  con  sabores, colores, energizantes  etc. y  la proclividad de la juventud  para ingerirlas ha aumentado. En este  preocupante panorama  las políticas preventivas de salud deben fortalecerse para combatir esta amenaza creciente. Es nuestro relevo generacional.  

 

Eduardo Reyes Vargas 
[email protected]

* El autor es médico. 
 

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