Juventud y Licor
La Academia de Pediatría de USA, recientemente establecen unas directivas en torno a este problema en su nación. Exponen su preocupación de ingesta de licor en jóvenes adolescentes y adolescentes maduros.
Resaltan las conocidas consecuencias de la ingesta de alcohol en forma no razonable. Más de dos bebidas por día o más de cinco en unas dos horas.
Ratificado por muchos estudios pasados y presentes se conocen las alteraciones del alcohol en el sistema nervioso, gastrointestinal y otros además de su ligazón a accidentes de tránsito, suicidios y otros tipo de violencia.
Disminuye la calidad de rendimiento escolar. Las embarazadas desconocen sus efectos y lo ingieren. Panamá, víctima de culturas y hábitos dañinos a la salud, no debe escapar a estas reflexiones.
Es notable el aumento de ingesta de licor en nuestra juventud y jóvenes maduros, sin diferencia de sexos. Recordemos recientes demostraciones de los llamados Pub, donde en forma poco racional los jóvenes bebían licor hasta embriagarse.
Las autoridades de Salud deben producir herramientas que desmotiven el uso del licor. Otros países han aumentado la edad a 21 para que se pueda vender o servir licor. Han incrementado los precios, etc. Los medios de comunicación contribuyen paradójicamente en esas campañas.
Las bebidas alcohólicas viene mimetizadas con sabores, colores, energizantes etc. y la proclividad de la juventud para ingerirlas ha aumentado. En este preocupante panorama las políticas preventivas de salud deben fortalecerse para combatir esta amenaza creciente. Es nuestro relevo generacional.
Eduardo Reyes Vargas
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* El autor es médico.