La quinua orgánica, trampolín de campesinos peruanos para salir de la pobreza
EFE| La quinua, el cereal de moda en Europa y Estados Unidos, goza de una fama cuyos altos precios no repercuten hasta ahora en los humildes campesinos del altiplano peruano, quienes se han unido para defender y promocionar la calidad de su grano ancestral como trampolín que les saque de la pobreza. Mientras el kilo de quinua puede alcanzar en supermercados del hemisferio norte hasta los 15 euros o dólares, los productores de la región peruana de Puno, fronteriza con Bolivia, apenas reciben 4 soles (1,23 dólares) por kilo.
"Eso es completamente injusto porque no cubre los costos y el esfuerzo de los productores", afirmó el coordinador nacional del Programa Conjunto de Granos Andinos, Miguel Maldonado, gestor de esta iniciativa de las Naciones Unidas para mejorar la calidad de vida de los campesinos peruanos de Puno y Ayacucho. El proyecto, financiado por el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGF) a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), fomenta desde 2015 la producción de quinua orgánica para venderla mediante cooperativas y la marca Aynoka en el mercado nacional e internacional. "No pueden competir y presionar si van solos al mercado.
No es lo mismo ofrecer 30 toneladas que ofrecer una", defendió Maldonado durante una visita a pequeños agricultores de Puno de representantes de Naciones Unidas. El objetivo es diferenciar la quinua de Puno como un producto oriundo y ancestral de la región, donde la planta, que crece de manera endémica a 3.800 metros de altitud, es objeto de veneración y se la adora con bailes tradicionales desde hace siglos, como parte del calendario agrícola andino.
Hasta ahora unos 1.900 campesinos, dueños de pequeñas parcelas en las frías tierras cercanas al lago Titicaca, recibieron consejos para mejorar sus cultivos como parte del Programa Conjunto, implementado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unesco. De ellos, unos 215 agricultores, reunidos en seis cooperativas, ya tienen certificados para comercializar quinua orgánica y en 2015 cosecharon 42 toneladas que vendieron a 4,50 soles por kilo, un 21 % más caro que el precio promedio en los mercados de la zona, pero saben que con eso no basta.
El presidente de los productores de quinua orgánica del municipio de Caminaca, Francisco Pérez, afirmó que ahora su meta es venderla directamente al consumidor, sin pasar por los intermediarios que encarecen el producto, "porque a nosotros nos cuesta 6 soles producir un kilo de quinua, y trabajamos a pérdida". "Hubo un año que nos pagaron 12 soles por kilo, y ahora de manera organizada apenas llegamos a los 4 soles. Sin embargo, sabemos que los precios en el mercado final no han bajado. Por eso queremos borrar las manos de los intermediarios", dijo Pérez.
El cooperativista contó que, con la ayuda brindada, sus tierras pasaron de producir de 600 a 800 kilos de quinua por hectárea a entre 1.000 y 1.200 kilos. "La calidad de la producción es lo que más hemos experimentado, pero aún nos hace falta vender directamente", coincidió en afirmar el presidente de la cooperativa Grano de Oro, del municipio de Caracoto, Bernardo Yanqui. Estos productores ya han estado presentes en importantes ferias agroalimentarias de Perú y México, y próximamente quieren abrirse espacio en Brasil.
El director de la OIT para los países andinos, Philippe Van Huynegem, comentó que para vender en el exterior será vital que más campesinos obtengan sus certificados de producto orgánico y fortalezcan las cooperativas, lo que debería proporcionarles un precio más justo a su quinua y mayor formalidad. Sembrada en octubre y cosechada en mayo antes de las heladas, la quinua es la principal esperanza de desarrollo para estos denodados campesinos, que ven como la planta originaria de sus tierras da suculentas ganancias a otros, pero aún no a ellos.