La Pintada, donde el Sombrero Pintao y la tradición cobran vida
En el pintoresco pueblo de La Pintada, en la provincia de Coclé, se preserva una rica tradición que une arte, cultura y economía local. Al recorrer sus soleadas calles rodeadas de naturaleza, es imposible no admirar la autenticidad de este lugar lleno de historia. Entre los puntos más emblemáticos se encuentran la tienda Toño Real, la panadería Enrique Him y la casa de la Sra.
Memia, que nos conducen a un camino de piedra hacia la casa de Coralia, un símbolo de la artesanía de La Pintada.
La señora Coralia Núñez junto a su esposo el Sr. Federico Barahona (q.e.p.d.) inició su vida como agricultora y ganadera, pero fue a través de la artesanía, a través de sus icónicas muñequitas empolleradas, que encontró una forma de sustentar a su familia y seguir su vocación.
Su pasión la llevó a exponer sus productos en hoteles como el Decamerón y Playa Blanca, viajando cada semana a la ciudad de Panamá para mostrar su arte. Además, participaba activamente en la Feria de Artesanías de Coclé, donde sus creaciones conquistaron tanto a locales como a turistas. Lo más significativo de la labor de la señora Coralia no fue solo su éxito personal, sino el impacto que tuvo en su comunidad. Su trabajo creó una plataforma para otros artesanos de La
Pintada, muchos de los cuales no podían acceder a los mercados urbanos debido a la distancia. Gracias a su esfuerzo, varias familias pintadeñas encontraron una oportunidad económica.
Este legado fue continuado por su hija, Italina Barahona, quien perfeccionó las artesanías de su madre y fundó su propio negocio, Artesanías Italina. A lo largo de los años, Italina luchó por posicionar los productos de La Pintada en los mercados turísticos, logrando que sus creaciones fueran exhibidas en grandes cadenas comerciales como El Machetazo, Sol de la India e incluso en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, llevando así un pedacito de Panamá al mundo.
Italina, conocida por su habilidad con la máquina de coser, también transmitió su pasión por la artesanía a su hija, Italina Meléndez. Con una visión más moderna, Italina Meléndez ha llevado
las artesanías de La Pintada a nuevas alturas, participando en ferias y festivales reconocidos como Las Mil Polleras, Torito Guapo y otros.
Hoy en día, el legado de Doña Coralia continúa en su bisnieta, Italy Rangel, quien ha adaptado las técnicas de su madre y abuela, agregando su propio toque contemporáneo. Utilizando plataformas digitales, Italy ha expandido el alcance de Artesanías Italina, llevando este arte pintadeño más allá de las fronteras.
La Pintada, cuna del Sombrero Pintao, sigue siendo un epicentro cultural donde el arte se vive día a día.
El Festival del Sombrero Pintao, celebrado cada 19 de octubre, es una prueba de
cómo este pueblo ha logrado preservar y enriquecer su patrimonio cultural. Gracias al esfuerzo y visión de personas como Doña Coralia y su familia, el legado artesanal de La
Pintada sigue siendo una joya de Panamá, demostrando que la cultura y la tradición trascienden el tiempo y llegan al mundo entero.
*La autora es economista y escritora