Opinión

Tras las huellas de Amalia Rossi

01 de agosto de 2019

"Habiendo leído su artículo sobre el Paraíso Kuna, publicado (en Hora Cero) sobre los autores... Juan Bautista Jeanine y Amalia Rossi de Jeanine, esta última hermana de mi madre, me dirijo a usted para comentarle que ...estoy próxima a viajar a Panamá y me angustió mucho el saber que pueden ser destruidos tamaños murales pioneros en su género". De esta manera empieza su misiva Marta Rosso Rossi de Sartori, quien emprende un viaje a nuestra patria para entrar en contacto con la obra de su tía.


Siendo Argentina un país con gran diversidad cultural y artística, Marta espera llegar a Panamá para observar el legado de los Jeanine. Se encontró que el único mural de los esposos en la ciudad ya había sido fragmentado, para llevarlo a un destino aún incierto.


La esperanza estaba ahora en Colón. La Lotería confirmó tener el mural que adornaba una pared de su edificio. Tras una hora de viaje, la decepción fue enorme. En el deslustrado local, de la aún más ruinosa ciudad, colgaba la foto amarillenta del que fuera parte de las monumentales obras de los artistas, unidos por la pasión y el amor al arte.


Siguiendo las huellas de Amalia fuimos al MAC. Hallamos el libro 'Mujeres en las artes de Panamá en el siglo XX', que resume la vida y obra de algunas mujeres de gran talento y sensibilidad artística, entre ellas Amalia.


El momento más emotivo fue encontrar en casa de un coleccionista privado, un hermoso lienzo y una plumilla de la Rossi. Ambas denotan no solo la destreza sino la delicadeza de su autora. Las obras datan de los 50, cuando el matrimonio ejercía la docencia en el IJA.


Casi al borde de las lágrimas, Marta abrazó a 'Las tres Marías', óleo en colores cálidos y suaves. Los rostros de infinita ternura parecían corresponder a la emoción del instante. Las figuras miran hacia un regazo inexistente, del modo en que se desborda amor a quien se acuna en brazos. ¿Sería algo autobiográfico o el mensaje en el tiempo de Amalia? Es como si pretendiera inmortalizar la propia expresión de afecto y fragilidad que marcaron su existencia.


La conexión de las almas, separadas por las circunstancias, se restablece a través de esta mujer que honra a su madre y a sus abuelos rescatando para la memoria familiar, pieza a pieza, el legado de la espigada rubia de ojos azules, que competía en belleza y fuerza con su obra.
Rossi murió joven, su enfermedad la dejó ciega, pero avivó los ojos del alma compartiendo su arte y poesía con el médico que la trató hasta su muerte. Cada poema describe las angustias de la madre, las emociones de la mujer y, finalmente, el momento de enfrentar el ciclo último de la vida. La que compartió con Juan Bautista, a quien conoció cuando ambos estudiaban arte en Buenos Aires, Argentina.


El espíritu inquieto de Marta la llevó a contactarme y darme el privilegio de acompañarla en esta búsqueda. Pero así como se fue, gota a gota, la esencia de Amalia, parece destinado a desaparecer el patrimonio cultural de los Jeanine.

*Comunicadora social.

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