Opinión

La gran falla electoral

02 de agosto de 2019

No dudo de la honestidad de los tres magistrados del Tribunal Electoral, aunque bien es cierto que en la práctica los cambios realizados al Código Electoral han dejado como herencia una serie de insatisfacciones que con el tiempo deberán ser corregidas.
A nivel de la escogencia del presidente de la República no hubo ninguna discusión porque el sistema de un solo voto por ciudadano dio un ganador reconocido por todos. Pienso que algo similar deberá hacerse a futuro a nivel de los otros puestos de elección.
Y a esto último quiero referirme.

La elección de los diputados, incluso algunos representantes de corregimiento y alcaldes, ha dejado una estela de dudas porque a pesar de que todos estaban representados en las mesas electorales, hay disconformidad en la suma de los votos. Todo esto provocado por la existencia de un Código Electoral confuso y que precisamente, fue establecido para crear dudas.

Allí fallaron tanto la actual Asamblea Nacional como las autoridades electorales por la imposición de un mecanismo que dio ventajas a unos, y colocó contra la pared a otros.


El resultado es que a pocos días de instalarse la Asamblea Nacional, no existe la seguridad de que todos los que fueron electos por la voluntad popular estarán ocupando su escaño.


Y repito, todo por un sistema ineficiente que no fue bien explicado a los miembros de cada mesa electoral. De allí las diferencias y las dudas. Lo más grave es que los magistrados ahora tienen en sus manos el poder omnipotente de decir quién se va y quién se queda. Quiera Dios que en esa actuación no salgan beneficiados los que ni tienen la razón y fueron cuestionados en el manejo de las partidas especiales.


Y en ello los partidos políticos mantienen silencio cómplice dejando que varios de sus miembros se masacren entre ellos buscando lo que perdieron en las urnas. Todavía tengo confianza que los tres magistrados analizarán cada reclamo y en su defecto, no permitan lo que algunos pretenden; o sea, institucionalizar la trampa electoral. Euclides Corro
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* El autor es periodista.

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