Opinión

Migración y salud

28 de agosto de 2019

En estos momentos en los que en nuestra Asamblea Nacional  de Diputados se discute una propuesta de reforma migratoria, conviene tener presente la necesidad de incluir en el debate el abordaje de los desafíos de salud pública y sistemas de salud relacionados a la migración, incluida la promoción y protección de la salud de los migrantes a lo largo de su proceso migratorio, a la vez que también se protege la salud de la población de acogida.

 En este sentido la Organización Panamericana de la Salud le recomienda a los países: el fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica; la mejora del acceso a los servicios de salud por parte de los migrantes y la población que los recibe; la mejora de la comunicación y el intercambio de información para contrarrestar la xenofobia, el estigma y la discriminación; el fortalecimiento del trabajo intersectorial y entre países para proteger la salud de los migrantes; y la adaptación de políticas, programas y marcos legales para promover y proteger la salud y el bienestar de los migrantes.

 No menos importante es tener presente que somos signatarios del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, y allí, entre muchas otras cosas, nos comprometimos a “velar por que todos los migrantes, independientemente de su estatus migratorio, puedan ejercer sus derechos humanos accediendo a los servicios básicos en condiciones de seguridad”.

 Finalmente, no olvidemos que la migración ha sido parte de nuestra realidad durante distintos momentos a lo largo de nuestra historia, ya sea como país de origen, tránsito o destino, haciendo que en nuestro terruño todos seamos descendientes de inmigrantes.

Jorge Luis Prosperi Ramírez 
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* El autor es médico. 

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