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Desilusionados con la política, los jóvenes tunecinos quieren abandonar el país en masa

05 de octubre de 2024

En una cafetería de un barrio popular de Túnez, siete jóvenes se concentran en sus apuestas deportivas. Poco antes de las elecciones presidenciales, muestran más pasión por la Champions League que por el futuro de un país que desearían abandonar.

Mohamed, de 22 años, no votará el domingo. "No sirve de nada. La política no nos concierne, solo intentamos salir adelante día a día", afirma en la capital homónima de Túnez, sin dar su apellido por miedo a ser detenido.

Cerca de un tercio de los casi 10 millones de tunecinos llamados a las urnas tienen menos de 35 años, según cifras oficiales, pero muchos no están interesados en votar.

Un estudio publicado en agosto por el Arab Barometer, un acreditado instituto, asegura que 7 de cada 10 jóvenes tunecinos de entre 18 y 29 años quieren emigrar.

"Si nos dieran inmediatamente tres barcos, nadie se quedaría aquí", explica a AFP Mohamed, contemplando la terraza de la cafetería.

Según Arab Barometer, el 46% de la población quería abandonar su país en 2023, frente al 22% en 2011, lo que sitúa a Túnez a la cabeza de los países árabes.

Todos los años, miles de tunecinos emigran gracias a visados de estudiante o permisos turísticos que intentarán prolongar. Otros miles, en su mayoría jóvenes, emprenden la peligrosa ruta por el mar Mediterráneo hacia Europa.

Esta semana, un barco que partió de la turística isla de Yerba (sur) se hundió a 500 metros de la orilla y al menos 15 tunecinos murieron ahogados, entre ellos bebés.

"Tan solo tengo 17 años y cuando veo a algunas personas más mayores que no hicieron nada en sus vidas, me hago muchas preguntas", explica Ghaith, un estudiante que también querría emigrar.

Los jóvenes son los más afectados por el desempleo, con un 41% de parados (frente a una tasa nacional del 16%) y un 23% entre los licenciados.

- Represión y cansancio -

Ninguno de los jóvenes entrevistados por AFP dio su apellido, en un contexto de creciente represión -según las oenegés- de las voces críticas con el presidente Kais Saied, que se presenta a un segundo mandato.

El mandatario, elegido democráticamente en 2019, ha sido acusado de deriva autoritaria desde que se atribuyó plenos poderes en julio de 2021.

"Más de 170 personas están detenidas actualmente en Túnez por motivos políticos o por haber ejercido sus derechos fundamentales", según la ONG estadounidense Human Rights Watch (HRW). Esta cifra incluye a opositores políticos, empresarios, sindicalistas, activistas y comentaristas políticos.

Slim, un trabajador autónomo de 31 años, cree que no ganó "nada" durante los primeros cinco años de gobierno de Saied. "Me gusta, lucha contra la corrupción, pero personalmente no me he beneficiado", afirma.

Según él, la población está "cansada" de enfrentar las crecientes dificultades para comer o desplazarse. "¿Por qué si no creen que quieren marcharse? Se echan al mar sabiendo que pueden morir".

Algunos jóvenes se agarran sin embargo a la esperanza de cambiar el curso de los acontecimientos.

Souhaieb Ferchichi, de 30 años y miembro de la organización de observadores electorales I Watch, se manifestó recientemente frente al Parlamento de Túnez contra unas elecciones que calificó de "farsa", tras un proceso de selección que descartó a la mayoría de los competidores serios de Saied.

Salma Ezzine, médica de 25 años que también acudió a la manifestación, quiere quedarse en el país. "La gente debe comprender que un éxodo así solo puede agravar el problema. Si nadie se queda, ¿quién impulsará el cambio?"

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