Treinta años después de su muerte, el legado de Ayrton Senna sigue presente
Una leyenda intacta. Treinta años después de su muerte a los 34 años en el circuito de Ímola (Italia) el 1 de mayo de 1994, el brasileño Ayrton Senna sigue siendo idolatrado, y su muerte contribuyó a reforzar la seguridad en Fórmula 1.
Las mejoras puestas en marcha han hecho que desde entonces tan sólo un piloto haya fallecido como consecuencia de un accidente en Fórmula 1, el francés Jules Bianchi en 2014.
La seguridad ya había hecho avances en los veinte años precedentes al fatídico accidente de Senna, por iniciativa de pilotos como Jackie Stetwart, pero el fallecimiento del brasileño impulsó un mayor esfuerzo, como lo prueban las estructuras deformables, el equipamiento de los pilotos o las zonas de escapatoria en los circuitos.
La víspera de la muerte del brasileño durante el Gran Premio, otro piloto de Fórmula 1, el austríaco Roland Ratzenberger, falleció también durante un accidente en la clasificación. El compatriota de Senna, Rubens Barichello, sufrió también un accidente del que salió milagrosamente intacto.
Hubo “tres grandes accidentes (...) y creo que aquello conmocionó a la Fórmula 1”, destaca el francés Fréderic Vasseur, actualmente patrón de la escudería Ferrari. “No sé si fue un desencadenante, pero creo que es verdad que a menudo cambiamos cuando hay un accidente. Por ejemplo, después de Jules (Bianchi), hicimos el halo”, añade, mencionando el arco por encima del habitáculo que protege la cabeza de los pilotos.
En la película “1, Life on the Limit”, estrenada en 2023 y dedicada a la seguridad en la Fórmula 1, el periodista especializado británico Maurice Hamilton indicaba que la muerte de Senna “fue retransmitida en los salones de millones de personas que no sabían mucho del deporte automóvil, pero si le conocían y querían saber quién era el culpable”.
Una larga investigación permitió determinar que el accidente fue provocado por la rotura de la barra de dirección de su Williams, y que una rueda impactó su casco. Después, un brazo de suspensión perforó el habitáculo del piloto tras el impacto a gran velocidad del monoplaza contra un muro de cemento.
Con tres títulos de campeón del mundo, 41 victorias y 65 ‘pole position’, Senna cuenta con uno de los mejores palmarés de la Fórmula 1, junto a Lewis Hamilton, Juan-Manuel Fangio, Michael Schumacher, Max Verstappen, Sebastian Vettel y Alain Prost.
La figura del francés Prost sigue siendo inseparable del destino de Senna. Ambos pilotos no solamente fueron compañeros de equipo, sino que establecieron una de las rivalidades más feroces de la historia de la F1.
El francés puso fin a su carrera de piloto tras la temporada 1993, con un último título de campeón del mundo, pocos meses antes de la desaparición de Senna. “No guardo ningún mal recuerdo de él”, aseguraba en 2018 a la web especializada Motorsport.com.
“Guardo los seis últimos meses de su vida en mente, es el momento en el que aprendí a conocerle mucho mejor que antes. Era alguien completamente diferente. Entendí quien era realmente y por qué a veces jugaba a ser actor”, añadió.
El aura de Senna sigue siendo inmenso. Michael Schumacher era todavía un joven piloto en aquel Gran Premio de Ímola. El alemán iba unos metros por detrás de Senna en el momento del accidente.
En 2000, al ser preguntado por sus sentimientos tras igualar el entonces récord de 41 victorias en Gran Premio establecido por Senna, el ‘Kaiser’ rompió a llorar delante de las cámaras, pese a su reputada frialdad.
Lewis Hamilton guarda también un emotivo recuerdo de aquel día fatídico. “Tenía nueve años y mi padre me dijo que Ayrton Senna había muerto en un accidente. Como niño es difícil entender qué quiere decir realmente, pero fui detrás del coche y lloré”, recuerda, en un testimonio en la película “1, Life on the Limit”.
Senna dejó un recuerdo imborrable como piloto, pero también se preocupaba por la pobreza en su país natal. Hoy, la fundación ‘Instituto Ayrton Senna’, dirigida por su hermana Viviane y su sobrina Bianca, se ocupa de niños desfavorecidos, a los que Ayrton Senna, que nunca se casó ni tuvo hijos, quería ayudar.