Cultura

Tradición o modernización, un paso en la historia del carnaval capitalino

02 de agosto de 2019

El carnaval es una de las fiestas más esperada por la mayoría de los panameños, desde sus inicios estuvo cargada de costumbres y tradiciones, una realidad diferente hoy día según afirman expertos. 

Los carnavales panameños se iniciaron oficialmente en el verano de 1910, y eran auspiciados por la élite criolla del Club Unión.

Iniciaba con una solemne coronación de la reina y su corte. Toda la ciudad se tornaba un jolgorio en honor al Dios Momo, la música era sencilla al compás del tambor, adornada con confeti y serpentina y finalizando con un gran desfile de carros alegóricos, detalló el Dr. Rolando espino en su libro Historia del Carnaval de la ciudad de Panamá.

“La jovial fiesta se realizaba con mucho afán durante los cuatro días, pero sanamente y prevalecía el respeto y la moralidad hasta el entierro de la sardina”, agregó.

El Dr. Espinó detalla que para los años de 1950, el carnaval fue perdiendo fuerza, empezando con la izada de la bandera del carnaval en diferentes lugares de la ciudad.

“En los años 50, los carnavales eran organizados por una junta de carnaval y las reinas eran escogidas por la cantidad de dinero recaudado por sus seguidores”.

Este estilo de carnavales tuvo su época de oro entre 1956-1960. Durante esos años nació la famosa “Domitila” (por la famosa canción Domitila) que era una enorme mujer de varios metros de alto vestida de montuna panameña que era llevada a todos los desfiles de los carnavales abordo de un “Jeep” militar (usualmente prestado por el ejército acantonado en la otrora Zona del Canal), puntualiza el libro en uno de sus párrafos.

También en esta época proliferaron las famosas comparsas que caminando escoltaban los desfiles de carros alegóricos.

En 1960, a los 50 años de Carnavales en Panamá, se bautizaron y celebraron los “Carnavales de Oro”, con la participación de ocho reinas, indicaron algunos folcloristas de Panamá.

Otros Carnavales que se recuerdan fueron los que organizó Enrique “Quique” Rogers en la década de 1970. El gobierno del presidente Eric Arturo Delvalle (1985-1988) regresó los Carnavales capitalino a manos del IPAT, con Alberto García de Paredes y el decidido apoyo de la empresa privada, acotó el Dr. Espino.

Muy en la memoria de los panameños fue el de 1986 llamado del “Diamante”, que organizó Ricardo Gago Salinero siendo soberana Julieta Barriga (q.e.p.d) y el “Carnaval Tropical” de 1987, cuya reina fue la hoy, primera dama de la república, la joven Lorena Castillo y que emprendió el industrial Roberto Pascual junto a una junta directiva de lujo compuesta por: Ricardo Durán, Mariela Sagel y Antonio “Tony” Niño.

Ya pasada la invasión, en 1990, no hubo carnavales por razones obvias.

Los Carnavales de hoy se pudieran resumir que, son grandes “mojaderas” acompañados de esa música de alto ruido sin armonía para el oído y actos que más que diversión atentan contra la moral pública y mal ejemplo para la niñez panameña.

Sin embargo, hay que destacar que los Carnavales del interior del país han mantenido sus tradiciones y costumbres de más de 100 años y cada día mejoran, aseveraron moradores de la capital.

Domitila y Tiburcio

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El nacimiento de Domitila se dio en los carnavales de 1959 y su nombre se tomó de la canción “Donde vas Domitila” del cantante cubano Rolando Laserie.


Domitila es un enorme muñeco que vestía una pollera montuna con una blusa de polleras color blanco. Portaba trenzas que le llegaba hasta la cintura, tenía puesto un sombrero pintado y los rasgos de su cara solía ser bastante extravagante.


La contraparte masculina de Domitila, Tiburcio, se caracterizaba por llevar el típico montuno ocueño, mientras cargaba una chácara y un par de cutarras.


Estos dos personajes de carnaval se idearon con el fin de parodiar al campesino del interior que venía a vivir a la ciudad capital.

El Rey Momo

1913

Un personaje de la mitología griega considerado el rey de estas festividades, al menos en países como Brasil, Colombia, Bolivia, Panamá y Venezuela.

En la mitología griega, Momo era la personificación del sarcasmo, las burlas y la ironía, cosa que le costó el exilio del Monte Olimpo. Se lo representaba con una máscara que levantaba para que se le viera la cara, y con un muñeco o un cetro acabado en una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la locura.


El carnaval tiene su origen en las fiestas paganas que se realizaban hace más de 5.000 años en Sumeria y Egipto y en las saturnales del Imperio Romano, que veneraban a Saturno, señor de la cosecha.