Cuatro angelitos que revolucionan sus vidas, los consideran su “regalazo”
Después de batallar por dos años, visitar a diversos médicos y seguir una infinidad de tratamientos para poder concebir a un hijo, Yinette Álvarez y Carlos De Jesús vieron sus sueños materializados, aunque en vez de un pequeño, la vida le trajo cuatro.
La pareja de esposos, que celebró su quinto aniversario el pasado 28 de diciembre, relata que pasaron de la ansiedad a la preocupación. Primero, porque el último galeno al que recurrieron les dijo que había un problema de infertilidad y debían recurrir a la fecundación in vitro, a pesar de eso, les aclaró que no era seguro que el embrión se desarrollará y que corrían el riesgo que fuera un embarazo múltiple.
Aun así se arriesgaron y decidieron seguir adelante con el procedimiento. La situación cambió cuando le informaron en los primeros meses que se habían implantado dos embriones y en una siguiente cita les confirmaron que eran cuatro.
“Las enfermeras estaban felices, cuando le dijeron a mi esposo él no lo creía, pensó que era una broma, porque ellas estaban tan contentas”, narró Álvarez.
Alto riesgo
Aunque ya estaban confirmados, la preocupación los acompañó durante los nueve meses de gestación. El doctor les pidió que no se ilusionaran porque era un embarazo de alto riesgo y el proceso se podría suspender de forma natural en cualquier momento. Aparte, le dieron hemorragias recurrentes, al igual que vómitos, por los cuales tuvo que ir en varias ocasiones al cuarto de urgencias.
“Como soy primeriza, nunca me imaginé con los bebés en brazos; lo viví todo paso a paso. Lo primordial era cuidarme. Aparte, no intuía cómo llamarle a cada quien, no sabía a quién tocaba”, relató Yinette.
Por su parte, Carlos De Jesús contó que estaba emocionado y preocupado a la vez. No sabía qué le podría caer mal a su esposa, así que probaba con diferentes comidas. “Siempre estuve preocupado porque ella no paraba de vomitar y entendía que los niños sufrirían. Lo único que pedía era que estuviera bien, para que no se complicara el equipo”, contó el padre.
Selección fue compleja
La pareja de dominicanos, radicados en Panamá hace seis años, cuenta que todos los días cambiaban los nombres de los niños. Querían que fueran originales, por eso rompieron con la tradición de la dinastía junior, buscaron nombres en internet al final los llamaron: Keith, Yinn Marie, Gael y Aarón.
De Jesús confesó que al principio cada uno colocaría dos nombres, pero al final solo quedó poniendo uno. “Ella iba a poner dos y yo dos, pero mi esposa me ganó y solo se me aprobó uno, que fue el de Keith”, dijo entre risas. Yinette se defendió y explicó que no fue que se aprobó, sino que eran muy rayados y ella quería que fueran más originales.
Pocos antojos
Esta madre primeriza confesó que no tuvo antojos de consumir alimentos extraños.
Menciona que los jugos le causaban acidez y después la comida, así que solo consumía lo que el estómago no rechazaba.
“De lo que sí me antoje fue de los platillos de mi país, como el mangú que es puré de plátano con un encebollado, huevos y queso frito. También me hizo falta mi mamá.
Esa fase es sensible, añoras el cariño de tu progenitora porque te ves en la etapa que ella ya vivió”, enunció.
Keith
Esta fue la primera en nacer. Sus padres aseguran que es la más tranquilita de los cuatro, sonríe mucho y siempre está alerta de todo lo que sucede a su alrededor. Cuando llegó a la casa pesaba cuatro libras, ahora está en siete. Debido a esto hubo que cambiarle las prendas de vestir, la de los bebés primerizos no le quedan como a sus hermanos.
Yinn Marie
La segunda en llegar a este mundo fue Yinn Marie. La consideran la más rabiosa de este cuarteto. En palabras de sus progenitores, ella es una pequeña con mucho carácter, a pesar que solo tienen dos meses y medio de vida. “Sonríe menos, es súper seria, tiene mal carácter”, relató la madre. Su padre agregó que siempre la alimentan primero.
Gael
Este fue el tercero en salir del útero. Es el más consentido y apegado a su madre. Álvarez cuenta que él duró más en la incubadora. No le pudo hacer “mama canguro” y lo cargó poco; ahora siente que lo está exigiendo. “Es el único que para dormirlo hay que cargarlo, los otros los acuesto y se duermen. A este tengo que besarlo y abrazarlo”.
Aarón
El último, pero no menos importante en nacer, fue Aarón. Sienten que es el más independiente de los hermanos. “Es más hombrecito, si tiene un coliquito arruga la cara, mueve los pies, pero no rompe a llorar. Él es más fuerte en ese sentido, excepto que tenga hambre o algo mayor le esté sucediendo. Es mucho más serio que los demás”, relatan.
Zulema Emanuel
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