A Mashudu Mashau solo le toma dos minutos atrapar a un pingüino para hacer un seguimiento de las heridas o enfermedades de estas entrañables aves marinas, que se encuentran ahora en peligro "crítico" de extinción en la península del Cabo.
"Me tomo mi tiempo. Me agacho, a veces incluso me arrastro, para no parecer una amenaza", explica a AFP este empleado de la ciudad portuaria y turística del extremo sur de África. Con un colega, cuando estamos cerca del pingüino, "apuntamos a la cabeza y la sujetamos para asegurarlo".
A veces, los pingüinos negros y blancos adultos, de plumas marrones despeinadas...