A los 10 años, un "ruido infernal" cambió la vida de Itaru Sekiguchi. El gran órgano de Notre Dame de París acababa de resonar frente a él. Cuarenta años después, este preciado instrumenta ocupa sus días y noches.
"Fue un choque cultural", dice este enamorado de Francia.
Sekiguchi se instaló en el país europeo poco después de cumplir 20 años, para convertirse en organero, con la esperanza de trabajar en este instrumento viejo de tres siglos, cuyos 8.000 tubos fueron desmontados tras el incendio de abril de 2019.
"Quería venir a Francia porque es aquí donde ocurre todo. Pero cuando se lo anuncié a...