Sin lugar a dudas, reordenar las principales avenidas de la capital es uno de los retos de las personas que administrarán los bienes públicos para el siguiente quinquenio y aparte de todos esos puestos de venta improvisados, está el tema de los artistas circenses, malabaristas y músicos ambulantes que vemos en los semáforos, Metro de Panamá, El Dorado y en diversas esquinas donde el tránsito de personas es fluido. Hay que abrir espacios para que los talentos presenten su trabajo, pero no puede ser donde importunen al resto.