Un país con esperanza

El tiempo me ha enseñado a ser cauteloso con las expectativas cuando estas son excesivas. Hay que tener esperanzas, pero hay que ser cauteloso para que las mismas no desborden la realidad y se conviertan frustración. Aclaro: es positivo tener fe en el sistema y las personas, aunque el ejercicio del poder pueda transformarlas. ¿Y por qué digo lo anterior? Muy simple.

Considero que el nuevo gobierno está realizando una excelente tarea para que los ciudadanos recuperen la esperanza perdida durante los últimos cinco años. Otra vez pensamos que todo es posible y que es cuestión de mantener el optimismo. Esto es bueno, sin duda alguna.

La cuestión está en no sentarnos a esperar que las cosas ocurran por una simple combustión espontanea. Y aunque uno pudiera esperar mucho, debemos entender que al comienzo la cantidad de compromisos pudieran darnos una percepción equivocada. No vale decepcionarse y por el contrario, entender que el futuro del país es lo más importante.

El presidente de la República Laurentino ‘Nito’ Cortizo nos está devolviendo la esperanza, pero tenemos que aportar nuestro granito de arena en esa gran tarea de conseguir que el país se sobreponga. Estoy convencido que para él nadie sobra en ese esfuerzo.

Por supuesto que estoy convencido que él no cometerá ese grave error. No hace mucho destacaba la importancia que tiene la fuerza joven en esa propuesta. Nuestros muchachos tienen todo el derecho a formar parte del cambio y entregar lo mejor de su inteligencia.

Sin embargo, bajo ningún punto de vista puede desechar la experiencia de los adultos. Culturas milenarias como la asiática, ponderan, reconocen y respetan a los que ya han hecho camino al andar. Nito Cortizo necesita del esfuerzo de todos.

Y en esa actitud debe nutrirse de la inteligencia de aquellos que están dispuestos a colaborar en la tarea de estimular el crecimiento del país. Estoy seguro que si lo hace, el éxito estará garantizado. Sin la menor duda.
Euclides Corro
[email protected]
* El autor es periodista.