Opinión

Cambio mis arrugas por tu acné

11 de septiembre de 2019

Estoy en la quinta fila de mi vida, y quiero compartir lo equidistante y antagónicos,  y hasta el punto antipodal de ser viejo y joven, en algunas culturas occidentales no autóctonas, ser viejo es sinónimo de “desechable", sumado al aspecto físico, que suele influir en las relaciones con los demás y otras veces nuestra felicidad.

Me causa gracia recordar cuando pequeños, el deseo frenético de ser adultos y cuando llega el momento que somos grandes y llega la senilidad, nos sumergiríamos en el  estanque de Bethesda [en Jerusalén; donde Jesús sanó al hombre paralítico en el Evangelio de Juan], con tal de recuperar la juventud perdida, que algunas veces no supimos apreciar, tristemente hay adultos que se pasan desmenuzando los recuerdos, temerosos de un futuro incierto. 

El proceso de envejecimiento es físico, nos pasa a todos los seres vivos.

Cada etapa de nuestras vidas trae consigo momentos majestuosos e incomparables, depende de cada uno profundizar en ese instante para ir evolucionando y madurando con sapiencia, prudencia y júbilo, para no permitir que nuestra esencia se vea marchitada.

Disfrutemos en proceso de crecimiento, mientras más opongamos resistencia, más dolor y angustia vamos a  padecer, nos estaremos envejeciendo, pero no renovando. 


Debemos estar alegres y tranquilos, aprovechando este milagro de vida, dejarnos de lamentos consiente o inconscientemente, a estas alturas ya no nos echan cuento, convirtámonos en inspiración para los que vienen detrás nuestro.

Ernesto MaytÍn III
[email protected]

 *El autor es docente.

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR