Opinión

Transformación del país

03 de septiembre de 2019

A menudo, varios de nosotros  pensamos y conversamos sobre la posibilidad de transformar el país, eliminando la pobreza, sin delincuencia y violencia y sin corrupción en todas las esferas de nuestra sociedad, tanto en los que gobiernan, empresarios y todos los demás de los simples gobernados.  Siempre apuntamos que el futuro de la patria esta en los niños, es decir, en la juventud.

Para eso es necesario proveer un adecuado nivel de educación, pero no solamente la formal que enseña mediante los métodos tradicionales que ya conocemos.  Hay que enseñar a la juventud la importancia de hacer realidad sus sueños y anhelos, sin importar de donde vengan ni su condición económica con la cual nacieron.

 Deben aprender a imaginar un mundo donde puedan empoderar sus sueños, donde hagan gala de sus talentos y habilidades y más importante que todo, sus capacidades para soñar. Sin duda, la buena y adecuada educación es la ruta en el mejor camino para transformar la sociedad. Todos hemos conocido a amigos, y quizás nosotros mismos, que nacieron en un área vulnerable, con problemas sociales, y que han logrado transformar su realidad.  

Iniciaron con la enseñanza de compartir lo poco material que tenían y ayudar a los que menos tienen, imaginando que esto los sacaría de la pobreza. Para cambiar la  realidad subsidiada, hay que cambiar el tipo de método de asistencia social.

 Tal vez lo más esencial y efectivo, es enseñar con la vivencia de lo que somos, transmitiendo lo mejor que tenemos en conocimientos enfocados a buscar una nueva realidad, de imagines que para verlas hay que abrir la mentalidad de los jóvenes y que aflore la inspiración que todos llevamos por dentro.  

Los subsidios tienen que convertirse en inversión para una educación de calidad e inspiradora que motive a que es posible realizar los sueños.

 Para transformar el país, y pasar de solo sueños y deseos de una mejor calidad de vida, que algunos acusan de ser un imposible y que no se puede hacer que eso sea una realidad, hay que enseñar y demostrar a la juventud que ellos serán los futuros líderes del país y les tocará dirigir los destinos de toda una nación.

Para dirigir tendrán que enseñar a aquellos que aún no han salido de sus áreas vulnerables, que ellos también pueden soñar, y que sus comunidades también pueden transformarse.

Por eso, la educación es la mejor vía de ayudar a muchos otros, que también nacieron con inspiración y que pueden contribuir a producir la transformación nacional, partiendo de lo que algunos incrédulos llaman la “entelequia de los sueños”.

 Cristóbal Silva 
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El autor es ingeniero. 

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