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Nakajima nubla al 'Messi japonés', pero los nipones se van de la Copa América

02 de agosto de 2019

La esperanza de buen fútbol era un menudo chico de 18 años, Takefusa Kubo. Pero por el camino de la Copa América al fichaje del Real Madrid se le coló una competencia inesperada que nubló su talento, aunque no pudo impedir la eliminación nipona en Brasil: Shoya Nakajima.

Si no fuera por su contratación con los merengues, es posible que Kubo pasara desapercibido en la competición americana. Tuvo amagues de iniciar carreras imparables, como las de Lionel Messi, y alguna que otra gambeta o jugada individual que daban luces de su apodo, pero que pocas veces provocaron riesgo real.

Japón aterrizó en tierras brasileñas con un equipo sub-23 que se prepara para los Olímpicos de Tokio-2020 y tres veteranos como refuerzo. El trío -Eiji Kawashima, Gaku Shibasaki y Shinji Okazaki- era la única señal que aparecía en el radar futbolero de Sudamérica.

La presencia del llamado 'Messi de Japón' fue la bienvenida para una nueva generación de los Samuráis Azules desconocida en el Nuevo Continente pero en la que el técnico Hajime Moriyasu tiene puestas sus esperanzas para bañarse en oro en los Juegos del año próximo.

En silencio y con pocos flashes, Shoya Nakajima caminó detrás de la joven promesa del Real Madrid. El peso de cargar con la 10 en la espalda no lo amilanó. Titular en los tres juegos, manejó los hilos de su selección nacional y fue una pesadilla de auténticos pesos pesados. Y juega en el Al Duhail SC de Catar.

- Doblegar fieras -


En el estreno ante Chile, donde los subcampeones de Asia cayeron 4-0, presentó a América su habilidad, agilidad mental y velocidad. Desde entonces, en su debut en partido oficial con la casaca de su nación, se perfiló como una posibilidad concreta para reforzar a la pesada de Japón.

Dos fieras como los chilenos Mauricio Isla y Charles Aránguiz lo padecieron en carne propia. Abierto por la izquierda o iniciando el juego desde el centro del campo, comandó la ofensiva samurái, que a lo largo del torneo pecó en definición.

En el empate 2-2 contra Uruguay alteró el pulso de Giovanni González. En una pisada del balón, con voltereta incluida, el lateral lo derrumbó dentro del área en lo que muchos consideraron penal pese al silencio del VAR.

Después, en otra desbordada por la zona del jugador de Peñarol, centró y el mal rechazo del arquero Fernando Muslera terminó en los pies de Koji Miyoshi, que marcó el 2-1 provisional. Quedaba claro que no era suerte de principiante aquel juego contra los australes en el mítico Morumbí de Sao Paulo.

Con opciones de pasar a cuartos de final, Japón enfrentó este lunes al golpeado Ecuador. Y allí fue clave, nuevamente, el menudo centrocampista ofensivo de 24 años.

- Anotador -


Su 167 centímetros de estatura y sus 62 kilos resistieron a las embestidas de los musculosos zagueros ecuatorianos Arturo Mina y Robert Arboleda. Abriendo la cancha, asociándose con Kubo e intentando dejar mano a mano a Okazaki, llegó un premio merecido aunque posteriormente intrascendente.

El delantero del Leicester de Inglaterra se enfrentó en duelo con el guardameta Alexander Domínguez, quien golpeó el balón con dirección al centro del área. La pelota rodó hasta afuera de las 18 y allí el diez, con el arco a disposición, la empujó con efecto para que golpeara el travesaño y entrara.

Fue su primera anotación con la casaca azul en partidos oficiales, aunque ya lo había hecho en tres ocasiones en juegos preparatorios. Su media goleadora con su selección es de 0,3 tantos por encuentro.

El tanto fue el 1-0 que ponía, para entonces, a los hombres del país del sol naciente en la siguiente ronda, con cuatro puntos, como mejores terceros. Pero una anotación de Ángel Mena, minutos después, los privó del sueño. Japón finalizó tercero del Grupo C con dos puntos.

"Tendremos que pelear como un equipo y apoyarnos el uno al otro. Quiero mostrar un buen desempeño", prometió antes del duelo ante Ecuador.

Aunque los japoneses se fueron eliminados en primera ronda y siguen sin conocer la victoria en la Copa América, tras su segunda participación en el torneo de selecciones más viejo del mundo, Nakajima cumplió y, mientras siga por este camino, Japón dormirá tranquilo.

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